El pasado jueves, 4 de junio, Co.CiudadaNa organizó, en Pamplona, una jornada-debate con Nicolás Redondo Terreros como ponente. Redondo Terreros fue secretario general del Partido Socialista del País Vasco entre 1997 y 2002. Candidato a Lehendakari por el PSE-EE en dos ocasiones. En 2002, decidió abandonar la primera línea de la política. Comprometido con la realidad ha querido contribuir a la conformación de la Opinión Pública, como columnista y tertuliano. Recientemente, se ha incorporado al Consejo Editorial de EL MUNDO.
La ponencia de Nicolás se inició con un análisis sobre las últimas elecciones municipales y autonómicas. “No nos pueden sorprender los resultados de las últimas elecciones. Existe una profunda crisis de legitimidad política. No sólo debido a causas propias sino también a las producidas en el escenario europeo. El Partido Popular ha tenido un sonoro fracaso en términos de poder pero no tanto en términos de votos. Además, mucho de su poder anterior era excepcional; fruto de la bajada del PSOE de Zapatero. El PSOE también ha tenido un mal resultado electoral que compensará con poder institucional. No obstante, presenta una importante debilidad en el voto urbano. Este partido tiene el reto de definir las alianzas a su izquierda.
Si el Gobierno de Zapatero se ahogó en el discurso; el Gobierno de Rajoy se ahoga en la gestión. El PSOE tiene problemas estratégicos, ideológicos. Debe salir de su discurso sindicalizado y vertebrar un nuevo proyecto socialdemócrata en esta nueva sociedad. El PP no se ha regenerado porque se halla abrumado por la gestión de la crisis”
Dentro de las causas propias de la crisis de legitimidad política en España se referenció a lo que llamó el expansionismo de los partidos. Ha agotado a las instituciones y ha impedido que el aire fresco de la sociedad civil entre en las mismas.
Por otra parte, consideró que si España hubiese querido cambiar hubiese votado mayoritariamente a Podemos y lo ha hecho en pequeñas dosis. Ha sido más un mecanismo de advertencia hacia los partidos clásicos, afirmó.
También mencionó del actual peligro que tiene que la política de pactos necesarios entre los partidos clásicos y los emergentes pueda visualizarse ante la ciudadanía como un Zoco.
Esquematizó en tres ejes las salidas posibles a la crisis de legitimidad de los partidos clásicos. Posición inmovilista, numantina. Posición adanista, partir desde cero, sin reconocer lo anterior. O posición reformista, desde el reconocimiento a las experiencias de éxito (cito la Transición) pero planteando reformas. Sobre esta última fue sobre la que apostó.
Aunque no entró a analizar el resultado electoral de Navarra por entender “que había en la sala más expertos que él”, sí que pidió autocritica a UPN y PSN. “Algo habrán hecho mal, para posibilitar que pueda presidir el gobierno una persona nacionalista” Por otra parte, advirtió de de que el Cupo y el Convenio, como instrumentos de Autogobierno, necesitan de acuerdo con el Estado.
Por último, analizó la situación creada tras la derrota de ETA. “Con ETA los proyectos políticos tenían mucho de defensivos y poco de propositivos. Con ETA los límites institucionales eran otros. Ahora toca ser propositivos. El relato de la derrota de ETA se debe hacer conjuntamente entre el PP-PSOE y Nacionalistas”