Celebramos este evento con D. Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España, mediante comida de socios, acompañantes e invitados institucionales.
El gobernador nos puso al día en cuanto a su visión de la economía nacional e internacional, en una coyuntura compleja por la reciente guerra de Ucrania que llega sin haber salido de la crisis anterior provocada por la pandemia. Manifestó su preocupación por la inflación, pero quiso poner en primer lugar el drama humano.
El impacto de la guerra en Ucrania se transmite a través de cuatro canales principales: la subida en los precios de las materias primas, el sistema financiero, el comercio internacional, y la confianza e incertidumbre. Una causa inicial de la subida de precios energéticos viene derivada del comercio entorpecido por la guerra, el confinamiento en China y el incremento de la demanda por la salida de la pandemia. En el mercado financiero ha habido una cierta normalización alterada por la guerra reciente. También hay un deterioro importante de la confianza, que puede pesar sobre las decisiones de consumo e inversión.
Con una perspectiva de medio plazo, es necesario aumentar la autonomía estratégica europea, en particular en energía. La acción conjunta europea vuelve a ser la vía más eficaz, a través de la mutualización de recursos presupuestarios, para facilitar la financiación del gasto público que ha surgido como consecuencia de la invasión de Ucrania. Debe evitarse con ello que la guerra sea una fuente de fragmentación financiera en Europa. En el sector financiero es necesario tener un mercado de capitales europeo, con un fondo de garantía de depósitos europeo también, una unión fiscal y un mecanismo de estabilización de las crisis automático.
En cuanto a la política monetaria del BCE, el ajuste de los tipos de interés será gradual, con flexibilidad y opcionalidad en el uso de los instrumentos.
En política nacional las ayudas deben ir focalizadas a los hogares, sectores y empresas más afectados. Las medidas deben ser temporales y selectivas, dado el elevado nivel de deuda pública, evitando un impulso fiscal generalizado. Convendría un compromiso gubernamental con la estabilidad presupuestaria en el medio plazo, esto daría confianza a los mercados.
El pacto de rentas es necesario para evitar un ciclo de inflación que comprometería los objetivos de estabilidad de precios a medio plazo. Estamos ante una pérdida de rentas en la economía por el aumento de costes energéticos, que nos hace hace más pobres. El coste de esta crisis debe ser repartido entre trabajadores (caída de su poder adquisitivo) y empresas (disminución de sus márgenes). Y terminó su exposición abogando por la flexibilidad en la negociación y acuerdos plurianuales que permitan recuperar la situación cuando se corrija la situación actual.