“Si no se toman las medidas para corregir un alza de precios que podría ser meteórica, no es disparatado pensar en que pueda darse una hambruna” frases como esta no dejaron indiferente a la audiencia del evento que celebramos con Manuel Pimentel exministro, escritor y editor de Almuzara.
Comenzó su charla exponiéndonos un poco de historia de la globalización posterior a la caída del muro de Berlín, la concentración del sector de la distribución, el desarrollo de supermercados y de monopsonios, es decir, que un gran número de agricultores y ganaderos se encontraron con que solo tenían un cliente, la gran superficie, y en esas circunstancias, ¿Quién manda? Además la llegada del euro y su fortaleza permitió comprar barato por el mundo, con lo que también ayudó a contener los precios.
En este contexto deflacionario la vida se complicó para los agricultores, así nace la PAC (política agraria común) cuyo propósito era facilitar la vida de la gente del campo, pero claro en caso extremo eso puede suponer vivir de las subvenciones. A todo ello en el inconsciente colectivo se pone de moda el medio ambiente en contraposición de la actividad agraria, así actividades como el regadío, las granjas e incluso la caza se van viendo mal, en un fenómeno llamado “animalismo”.
A partir de 2018 se produce un nuevo cambio de ciclo con la entrada de aranceles por parte de Donald Trump, la guerra de Ucrania, la desconfianza entre los bloques occidentales y el bloque liderado por China, el coste de los suministros, los problemas con los microchips, el buenismo de los funcionarios de Bruselas que irritan al agricultor con sus demandas, etc.… todo esto provoca que los precios altos han venido para quedarse y que la cesta de la compra se ha duplicado de precio. Pero no solo estos sobreprecios con la consecuencia hay más efectos como la posibilidad de tener estantes vacíos como sucedió en Gran Bretaña, el desequilibrio medioambiental, la lucha por los recursos como el agua, e incluso perder nuestra identidad agrícola.
Soluciones; la mecanización, las economías de escala, pueden mejorar los costes, pero los precios van a seguir subiendo. A nivel individual debemos ser conscientes de nuestras compras, tenemos que apoyar a la agricultura y ganadería de proximidad, y exigir lo mismo a los poderes públicos.
A los políticos les debemos convencer de que contrarresten los aranceles de terceros con otros aranceles (clausulas espejo), modular la PAC para que mejore la competitividad, y poner fin a la estúpida burocracia europea. En este sentido Pimentel nos puso el ejemplo personal de las dificultades que ha tenido su familia para inscribir una casa de su pueblo en el registro de la propiedad, cuando llevan años pagando todos los impuestos correspondientes. Una pesadilla que ha supuesto entre otras cosas, solicitar el certificado de defunción de su abuelo del año 1989.