Ayer jueves, en el Hotel Muga de Beloso de Pamplona, la asociación Co.CiudadaNA organizó un encuentro con Gregorio Luri Medrano. Acudieron unas 50 personas mayoritariamente del ámbito pedagógico. Luri, es filósofo, educador, pedagogo e historiador. Autor de dos docenas de libros. Entre ellos “La escuela contra el mundo” “Por una educación republicana”, “El cielo prometido. Una mujer al servicio de Stalin”. Ha asesorado a los gobiernos de México y Uruguay. Premios Juan Gil Albert de ensayo y Premio Mejora tu Escuela Pública 2017. Le presentó Ángel Pascual, amigo y socio de Co.CiudadaNa. Pascual calificó a Luri como un Hombre del Renacimiento por el amplio campo de conocimiento en el que trabaja. Hizo la reseña de que Luri cuando habla de Educación sabe de lo que habla. Dado que ejerció muchos años de maestro y de profesor de Educación Secundaria antes de entrar en el ámbito universitario de la investigación docente.
Luri inició la ponencia con el siguiente aserto: “Es necesario padres con sentido común para educar con sentido común” Puso énfasis en la calidad de la Educación. “La educación sólo es relevante cuando es de calidad. Lo demás es otra cosa” Pero la calidad no se encuentra en mayores inversiones, menores ratios, más equipamientos o mejores leyes. Estas condiciones objetivas son necesarias pero no suficientes. Cuando el maestro cierra la puerta y empieza la clase se terminan las leyes. La clave para un buen sistema educativo es conseguir un clima de confianza por parte de todas las partes que interactúan en él. Un sistema de confianza debe ser capaz de compensar la desigualdad que se produce en cualquier escenario educativo. “Es muy difícil construir un sistema de confianza y muy fácil destruirlo”
Otra de las claves de éxito que el ponente expuso fue el valor que la comunidad, la sociedad, asocia a la educación. La cultura occidental centra él éxito educativo en el cómo alcanzar los objetivos. Mientras la cultura oriental se fija en la educación en sí mismo, no en la instrumentalidad.
Sobre el valor cultural que cada sociedad da a la educación puso como ejemplo el hecho de que determinados colectivos marginales consideran que ser buen estudiante es asimilarse a los colectivos dominadores. A modo de anécdota, citó algunos estudios de etnias minoritarias de EEUU que consideran que sacar buenas notas es ser sumiso al sistema que rechazan,
Por otro lado, puso el foco en la disciplina. Considera que no hay resultado tan malo que no pueda superarse mediante el esfuerzo. Advirtió que en España hay un mal clima disciplinar donde las autoridades educativas no intervienen; lo que conlleva a la comunidad educativa a dejar pasar.” Nadie quiere dirigir los colegios. No está compensado el esfuerzo”
Luri considera que los valores tradicionales de la autencidad, honestidad deben seguir siendo emergentes. Y esos valores no son abstractos deben portarse por las personas y cabalmente por los padres de los educandos. En este contexto, incidió en la responsabilidad de los padres para el logro de una buena educación. El vocabulario de los padres es factor de éxito de los hijos. La mayoría de las veces, el fracaso escolar es básicamente un fracaso lingüístico. Puso como ejemplo, estudios comparados en diferentes países que evidencian la importancia del nivel cultural de los padres. Algo que no tiene que ver directamente con el nivel económico. “En España, hay mucho rico tocho”
Sobre la innovación consideró que no debe estar por encima de lo bueno. Que hay factores tradicionales que perduran como éxito y hay que preservar. Ante lo venidero, que siempre es una tendencia, considera que una buena formación básica solvente en matemática, idioma, ciencia, pensamiento estratégico y habilidades sociales siempre serán necesaria.
Finalmente, centró su discurso en la necesidad de tener criterio ante el gran consumo informativo de nuestra sociedad. Criterio que precisa de la atención. “Cada día se presta menos atención a la información”
Posteriormente, a la ponencia surgió un interesante debate entre el público