José María Lassalle entró directamente al problema de internet; la capacidad de control y de vigilancia de determinados poderes, más o menos ocultos, que habitan en el mundo online frente a la supuesta seguridad de los usuarios. En un siglo XXI profundamente antiliberal con origen en la crisis del 11-S, la cual dio origen a los populismos por una carga excesiva en la emocionalidad. Una sociedad atrapada por sus emociones. Esto se ha visto acentuado por la crisis de 2008. Esa crisis nos ha arrebatado la confianza en la prosperidad. La clase media ha sido dañada por la crisis y como consecuencia se ha entregado a los populismos. Un vector autoritario que por darnos seguridad nos arrebata la libertad. La crisis sanitaria actual rompe los valores de la sociedad democrática y prevalece la tendencia al autoritarismo en unos niveles que jamás sospechamos hace unos años. Lassalle no afirma que el estado de alarma no hubiera tenido que producirse, sino que ha acelerado el proceso.

La tecnología es un nuevo poder no controlado, sin garantías para el ciudadano, y que compromete nuestras libertades analógicas. La libertad de reunión se ha reducido al mundo online con una ausencia de derechos digitales. La democracia liberal era la suma entre la libertad doméstica y los derechos en el ámbito público. Ahora tenemos una libertad virtual sin ámbito normativo suficiente y sin protección de la intimidad y la privacidad.

Los datos obtenidos por el “machine learning” hacen a las máquinas aprender de nosotros y nos dan una experiencia de libertad que no es tal. Detrás de esas máquinas hay un poder real. Sin que exista cobertura de las externalidades negativas que tendrá ese empoderamiento. Un tsunami de datos que genera un poder económico extraordinario para sus propietarios.

No somos dueños de nuestra huella digital. Las plataformas no están reguladas, sino que están orientadas a la monetización. También pueden manipularnos, porque nos conocen en alguna medida, mejor que nosotros mismos. Solo hay anonimización de los datos, pero no es real porque con tanta información pueden saber quién está detrás de cada perfil.

Además hay una creciente desigualdad económica que viene a dañar la idea de prosperidad. Jeff Bezos, propietarios de Amazon, ha incrementado su fortuna personal hasta un nivel increíble. Mientras la clase media sigue en una crisis que no tiene visos de mejorar, sino que probablemente la nueva crisis mantendrá la mala situación económica. La desigualdad de renta desestabiliza la estructura de igualdad que sostiene el estado de bienestar. La clave de la igualdad es que nadie se sienta excluido y por tanto a nadie le interese una revolución. Y eso es básico para la paz social.

La propiedad de nuestros datos debe estar protegida por la normativa. Defenderlo es liberal pues el liberalismo tiene como una de sus bases la defensa de la propiedad privada. Es necesario una nueva normativa de derechos de la persona, nuevas categorías de derechos que se adapten a la situación actual. Nuevo derecho privado y público por la cultura jurídica online.

Ver conferencia: https://vimeo.com/422964921